Pese a las masivas protestas en toda Francia, Macron insistió en que seguirá adelante con la reforma de pensiones. Más de un millón de personas salieron a la calle este jueves en todo el país. El gobierno francés presentará formalmente el lunes la propuesta de ley a la cual se oponen la mayoría de los partidos de oposición. Cientos de miles de personas protestaron en las calles de París y otras ciudades francesas —más de un millón en toda Francia— el jueves en medio de huelgas nacionales contra los planes para aumentar la edad de jubilación, pero el presidente Emmanuel Macron insistió en que seguirá adelante con las reformas de pensiones propuestas. Las huelgas nacionales afectaron gravemente el transporte, escuelas y otros servicios públicos en toda Francia. Después de la jornada de protestas, ocho organizaciones gremiales se reunieron y emitieron declaraciones anunciando sus propios planes para tratar de hacer que el gobierno se retracte. Durante una conferencia de prensa en una cumbre franco-española en Barcelona, España, Macron dijo que “debemos hacer esa reforma” para “rescatar” el sistema de pensiones. “Lo haremos con respeto, con espíritu de diálogo pero también con determinación y responsabilidad”, añadió. Al tiempo que Macron daba sus declaraciones, la policía antidisturbios obligó a retroceder a manifestantes que lanzaban proyectiles al margen de una marcha en París que se realizaba mayormente de manera pacífica. La situación volvió a la normalidad rápidamente. Según las nuevas normas, los trabajadores franceses tendrían que trabajar más antes de retirarse, ya que la edad básica para la jubilación subirá de los 62 a los 64 años. En un país con una población envejecida y una creciente esperanza de vida donde todo el mundo recibe una pensión del Estado, el gobierno de Macron afirma que la reforma es la única manera de que el sistema sigua siendo solvente. Los sindicatos alegan que la reforma de las pensiones pone en peligro derechos muy peleados y proponen un impuesto a los ricos o que los empleadores aumenten su contribución en las nóminas para financiar el sistema de pensiones. Los sondeos apuntan a que la mayoría de los franceses se opone a la reforma. Más de 200 marchas se realizaron en todo el país el jueves, incluyendo una masiva en París en que participarían todos los sindicatos importantes de Francia. Jean Paul Cachina, de 56 años, un trabajador de recursos humanos, se sumó a la marcha en la capital francesa —algo nuevo para él. “No estoy aquí sólo por mí”, dijo. “Estoy aquí para defender a los jóvenes y trabajadores que realizan trabajos exigentes. Yo trabajo en el sector de la industria de la construcción y soy testigo directo del sufrimiento de los empleados”. Muchos jóvenes se encontraban entre la multitud de París, coreando “la juventud está protestando. Macron, estás acabado”. Los sindicatos de estudiantes de secundaria habían instado a sus integrantes a unirse a las protestas. Nathan Arsac, de 19 años, estudiante y miembro del sindicato UNEF, dijo: “Tengo miedo de lo que va a pasar después. Podríamos perder muy rápido nuestros logros sociales. Tengo miedo del futuro cuando yo sea mayor y tenga que jubilarme”. Sylvie Béchard, una enfermera de 59 años, dijo que se sumó a la marcha porque “nosotros, los trabajadores de la salud, estamos agotados físicamente”. “Lo único que nos queda es manifestarnos y bloquear la economía del país”, añadió.